Cómo mejorar la eficiencia energética en las viviendas
Tener un buen certificado energético ya es un requisito fundamental para alquilar y vender una casa, y cada vez más clientes nos preguntan qué obras les ayudarán a conseguirlo cuando hacen una reforma.
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Somos un estudio de arquitectura dedicado al diseño y ejecución de viviendas de obra nueva y reformas integrales en Valencia.
Tener un buen certificado energético ya es un requisito fundamental para alquilar y vender una casa, y cada vez más clientes nos preguntan qué obras les ayudarán a conseguirlo cuando hacen una reforma.
Se trata de una situación bastante común. Sobre todo, si tenemos en cuenta que más de la mitad de las casas y edificios residenciales de nuestro país se construyeron antes de que entrara en vigor una normativa básica de edificación en la que, además de la seguridad estructural, se tuvieran en cuenta aspectos como el aislamiento térmico o el consumo energético.
¿Qué es la eficiencia energética de las viviendas?
La eficiencia energética de las viviendas implica, básicamente, utilizar técnicas y tecnologías que reduzcan el consumo energético.
En este tipo de edificios y casas se apuesta por energías verdes como las placas solares o la domótica, y se facilita el ahorro gracias al uso de electrodomésticos e iluminación de bajo consumo, o reforzando el aislamiento térmico y acústico en suelos, fachadas o techos.
¿Qué es y para qué sirve la certificación energética?
Además del ahorro, la eficiencia energética en viviendas tiene tres grandes ventajas:
Mejor calidad de vida. Las viviendas eficientes suelen diseñarse bajo criterios de funcionalidad, lo que se traduce en un ambiente más cómodo y saludable y en una mejor calidad de vida para sus residentes.
Reducción de la huella de carbono. Las casas eficientes emplean menos recursos y producen menos residuos, lo que contribuye a disminuir la contaminación y a proteger el medioambiente.
Incremento del valor de venta. La eficiencia energética aumenta el valor patrimonial de las viviendas, alarga su vida útil y mejora las opciones de venta o alquiler. Y es que, además de tener una mayor demanda, las casas calificadas como A+ y E pueden incrementar su valor en el mercado entre un 10 y un 12% según la OCU.
La Calificación Energética de los Edificios es el mecanismo oficial que permite establecer unas bases consensuadas para garantizar una evaluación de la eficiencia energética objetiva y la integración de energías renovables en los edificios.
Gracias a este sistema, reconocido internacionalmente, se asigna a cada edificio o vivienda una etiqueta que da información sobre su consumo de energía y sus emisiones de CO₂, clasificándola dentro de una escala que va de la A (menos consumo de energía) a la G (más consumo de energía).
Actualmente, y según el Real Decreto 235/2013, todos los propietarios deben tener un certificado de eficiencia energética de sus casas antes de venderlas o alquilarlas, ya que disponer de esta información es un derecho de compradores e inquilinos contemplado en los contratos de venta o arrendamiento.
Además de datos identificativos, pruebas realizadas, características energéticas e instalaciones, en el certificado de eficiencia de las viviendas también se incluyen algunas recomendaciones y posibles mejoras para conseguir una clasificación más alta.
8 obras para mejorar la eficiencia energética en viviendas y edificios
La rehabilitación energética de una vivienda requiere una inversión importante de dinero, pero también tiene ventajas a corto, medio y largo plazo.
Algunas fuentes aseguran que la mayoría de las viviendas en Europa tienen una calificación entre la E y la G. Esto quiere decir que, en líneas generales, son muy poco eficientes.
Por eso, la mayoría de nuestros clientes, cuando se plantean reformar pisos y casas de segunda mano, ya tienen entre sus principales objetivos obtener una mejor calificación energética.
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Algunas de las obras que les ayudan a conseguirlo son:
Poner placas solares. La energía solar es una excelente alternativa para mejorar la eficiencia de un edificio, tanto para producir energía como para alimentar sistemas de climatización altamente eficientes, como la aerotermia.
Sustituir las ventanas antiguas. Cambiar las antiguas ventanas por otras aislantes y estancas no solo reducirá tu factura energética, también mejorará el confort general de tu vivienda, garantizando el aislamiento térmico y acústico.
Mejorar el aislamiento. Un buen aislamiento térmico puede reducir las pérdidas energéticas hasta un 50%. Además de cambiar la carpintería metálica antigua por una de PVC, que proporciona mayor protección, también puedes cambiar puertas, cambiar suelos o inyectar aislante en cámaras.
Reformar y reforzar la fachada. Colocar un revestimiento exterior con productos aislantes puede ser una buena opción para mejorar la eficiencia, tanto en viviendas nuevas como en rehabilitaciones. Otra opción para proteger y aislar mejor un edificio son los paneles de revestimiento, que contrarrestan los consumos excesivos de climatización debido a una mala construcción.
Instalar sistemas de ventilación mecánica controlada. Estos mecanismos renuevan el aire del interior de la vivienda, ajustándose a las necesidades climáticas de cada momento y evitando el consumo excesivo. Si el sistema incorpora un recuperador de calor, el ahorro puede alcanzar el 40%.
Apostar por una climatización eficiente. Para mejorar la calificación energética de las casas, es indispensable instalar sistemas de climatización que sean eficientes y no contaminantes. Las calderas de condensación, las aerotermias o las estufas de biomasa son un buen ejemplo.
Cambios de iluminación. La sustitución de las bombillas incandescentes y halógenas por LED puede suponer un ahorro de hasta el 80% del consumo eléctrico en el hogar. Aprovechar la luz natural e instalar sensores de presencia en interiores y zonas comunes también contribuye a este ahorro.
Utilizar sistemas de gestión energética. Gracias a la domótica, conseguir que tu vivienda sea eficiente es más fácil. Los sistemas domóticos monitorizan el consumo y establecen mecanismos para adaptarlo a las necesidades reales de la vivienda.
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